Este conjunto de sepulturas megalíticas fue identificado a raíz de las prospecciones y estudios efectuados por Jorge Oliveira, de la Universidad de Évora, a partir del 1995.
Conserva un conjunto megalítico con cerca de una treintena de pequeños espacios funerarios, que por sus particularidades arquitectónicas y volumétricas, contrastan con el formado por los grandes dólmenes de los vecinos de Valencia de Alcántara y el Alentejo.
Su material es de pizarra, abundante en la zona. Con nítida diferenciación entre la cámara y el corredor, rodeados de cuarzo blanco.
Estructuras: casi siempre pequeñas y frágiles, a base de pizarra, con formas más o menos oblongas en planta, que han desaparecido en otras zonas de la cuenca del Tajo, y constituyen un gran documento histórico. Como reflejo de una economía y unas relaciones sociales distintas a los de los dólmenes de granito.
Pocas variantes arquitectónicas: suelen ser pequeños, o en algún caso medianos, con cámaras simples ovoides cerradas, cámaras simples ovoides cubiertas y cámaras más o menos ovoides, también con corredor corto, o bien, algo desarrollado.
Su alzado a penas sobrepasa el metro de altura y se encuentran imbricados en una estructura tumular, consistente en bloques de piedras, lajas de pizarras y cuarzo, con arcilla compactada.